En marzo se cumplirán los cuatro años de mandato de los miembros de la actual Junta de Personal, y todos los empleados del ayuntamiento Zaragoza tendrán una cita con las urnas para elegir a sus representantes sindicales. Y como sabéis los que ya habéis estudiado la negociación colectiva del TREBEP, entre los votantes se incluye también al personal funcionario interino.
En consecuencia, y teniendo en cuenta que hay que abrir el melón de empezar a negociar las bases del proceso de estabilización de empleo temporal derivado de la Ley 20/2021, se puede dar ya por inaugurada la campaña electoral, con los algunos de los principales sindicatos ofreciendo el oro, el moro, la fijeza, como se descuiden una vajilla nueva con tal de captar el voto.
En los últimos días se están encargando de hacer llegar a todos los empleados su carta a los Reyes Magos con lo que le piden al Concejal-Delegado de Personal como propuesta de bases de estas negociaciones. Pero claro, una cosa es lo que se pide, y otra la que te llega.
Es importante recordar que el Ayuntamiento tiene el deber de velar por la legalidad y la seguridad jurídica de todos sus actos. La negociación colectiva no es una justificación para el incumplimiento de la Ley, ni tampoco de los criterios interpretativos de la misma que han hecho reiteradamente el Tribunal Constitucional y el Tribunal Supremo.
Así que igual que cuando empiecen las próximas campañas de elecciones locales, autonómicas y nacionales os van a prometer bajar impuestos, subir pensiones, mejorar la sanidad, paguitas por todas partes, sanear las cuentas, el Santo Grial y el Real Zaragoza en Champions -todo a la vez- porque total prometer es gratis y luego ya el que venga detrás que arree con las consecuencias, ahora les da igual prometer y proponer cosas que saben que son ilegales y que acabarían en juicio -tienen mi palabra-, porque los juicios serían después de pasadas las elecciones, cuando ellos tengan ya su sillita asegurada para los próximos 4 años, y aunque el juicio se pierda a ellos no les afecta.
¿Pero sabéis lo que de verdad me da rabia? Que siguen engañando a la gente prometiéndoles quimeras que son imposibles. No se puede prometer que si me votas España ganará Eurovisión o el Mundial. No se puede vender que si me votas pondremos un gimnasio en el Seminario y trabajarás 30 horas y cobrarás el doble. No se puede vender que vamos a hacerte un proceso selectivo hecho como un traje a medida, en el que solo tú vas a tener puntos y nadie más. Simplemente no se puede porque no es legal y eso es vender humo.
Luego los malos seremos los que elegimos la pastilla roja de la dura realidad frente a la pastillita azul de vivir en Matrix.

Así que veremos a ver en las próximas semanas y meses cómo se retrata cada uno de los sindicatos, e incluso las fracturas internas que están habiendo -me consta- en el seno de algunos de ellos entre la gente con sentido común y algunos liberados sindicales con más ácido úrico que conocimiento jurídico. Gente honrada hay en todas partes, pero jetas también, y la gente honrada que lucha por mejorar las condiciones de vida de los trabajadores son los primeros que sufren a esos aprovechados al ver cómo se les mete en el mismo saco.
Mi voto, igual que el de miles de funcionarios de esta Casa, no irá a quien adorne más las utopías que promete, sino a quien haga propuestas sensatas dentro de lo que es legal y posible.
Y cuidado porque una mayoría silenciosa de funcionarios de la casa no está en favor de estas algaradas y de meter ruido para conseguir privilegios, sino a favor del sentido común y lo razonable, porque aquí todos hemos sido opositores antes que funcionarios, así que ojito porque a algunos les puede salir la broma muy cara en las urnas.