Esta semana pasada se publicó en el BOA la Oferta de Empleo Público de la DGA para 2024, con una oferta de tan sólo 11 plazas de Auxiliar Administrativo de DGA para turno libre, que además es probable que ni siquiera llegue a ejecutarse este año y se acumule a las futuras OEP de años venideros, confirmando así que es hora de cambiar a pastos más verdes, como el Ayuntamiento de Zaragoza o la Administración General del Estado.
Y en realidad uno puede entender que dadas las limitaciones de las tasas de reposición y las plazas de Auxiliar Administrativo que se han cubierto en 2024 entre el concurso, el concurso-oposición y la oposición libre, la DGA establezca para este año las prioridades en otros sectores que también llevan años agonizando por convocatorias.
No obstante, esta OEP viene a confirmar lo que ya comentábamos a finales de octubre, cuando pasó el examen del concurso-oposición y nos quedamos sin más plazas ofertadas de Auxiliar. Teniendo 11 tampoco cambia mucho la cosa.
La vida del opositor es constante adaptación a cambios como cambios legislativos, cambios de temario, cambios en las previsiones y cambios en las notas de corte. Buscamos en la función pública una estabilidad y una previsibilidad materializada en la nómina mensual llueva, granice o truene, pero para llegar ahí hay que atravesar un camino que viene siendo todo lo contrario. No pain, no gain.
No obstante, igual que los pájaros saben emigrar a tierras más cálidas cuando llega el frío o de la misma manera que las plantas se protegen perdiendo sus hojas para hacer frente a las heladas hasta que llegue la primavera, es necesario tener esa capacidad de adaptación que permita proseguir hacia la meta pase lo que pase con las circunstancias externas.
Recuerda: Si el plan no sale bien, cambia el plan, pero no el objetivo.
Ahora es el momento del Ayuntamiento y el Estado, como quizá más adelante lo sea de la DGA o las Diputaciones Provinciales. Y por eso es importante saber leer los tiempos y saber empezar a prepararse antes de que las cosas sean ya obvias, para que cuando empieza el cielo a encapotarse y la lluvia a caer, la semilla esté ya plantada y la tierra abonada.