No siempre estamos de acuerdo con los posicionamientos de algunos sindicatos, pero cuando tienen razón tienen razón, y no sirve de nada quitársela sino al revés, procede poner este humilde blog a disposición de quienes nos han pedido que nos unamos a la presión para pedir que en el Ayuntamiento de Zaragoza se establezca un sistema de concurso de méritos unitario que dé cumplimiento al derecho de los funcionarios municipales a la movilidad interna.
La realidad es que en cualquier sitio del Ayuntamiento se está bien. Eso es así. Yo por ejemplo no le cambiaría mi puesto a nadie, estoy haciendo lo que me gusta rodeado de buena gente y en el edificio municipal que más me gusta para trabajar, pero no todos tienen esa suerte, y por lo tanto tiene sentido que cuando se quedan puestos vacantes en una determinada categoría profesional, primero se ofrezca a los que están dentro en otros servicios o departamentos si prefieren cambiarse, antes que directamente ofrecerlos a los que vienen de fuera como interinos o como funcionarios de carrera.
Un verdadero sistema de concursos no tiene por qué ser un dolor. Todo consiste en establecer una serie de méritos bien tipificados para reducir al mínimo la discrecionalidad (y por tanto, la litigiosidad) e incluso puede valorarse con herramientas informáticas existentes en el mercado o desarrolladas ad hoc de manera que tampoco sea un sobreesfuerzo para el ya exhausto personal de RRHH. Y, en caso de ser necesario, se podría elaborar un programa temporal o una acumulación de tareas para incorporar nuevos técnicos que ayudaran con este proceso, como se ha hecho con la estabilización de empleo temporal. Soluciones hay. La cosa es saber si hay voluntad.
Este sistema podría contribuir enormemente a mejorar la satisfacción en el empleo con la correspondiente mejora de productividad, la conciliación personal y laboral al permitir optar a puestos más cercanos al domicilio, mejoraría el conocimiento transversal del funcionario al haber pasado por diferentes departamentos en su vida laboral en lugar de especializarse sólo en una tarea durante 30 años, y permitiría que los nuevos funcionarios, aunque entraran en los puestos que inicialmente quedaran disponibles tras un concurso interno, supieran que tendrán por delante expectativas realistas y programadas de cambiar en un futuro cercano, reduciendo enormemente la presión en la elección de destinos.
La movilidad interna es la gran asignatura pendiente en materia de personal en el Ayuntamiento. No es posible reducirla únicamente a comisiones de servicio, que no están pensadas como sustitutivo general de los concursos sino como un apaño puntual y excepcional. No podemos estar modificando la RPT cada vez que a alguien hay que reasignarle a otro puesto. Somos el Ayuntamiento de la quinta (o cuarta) ciudad de España, podemos hacerlo mejor, y todos los empleados de la Casa agradecerían poder ejercer este derecho, incluso aunque sea mediante una implementación paulatina y yendo poco a poco.
La negociación del próximo pacto-convenio es el marco perfecto para que tanto la Corporación como los sindicatos cedan de sus posiciones de máximos y encuentren un punto en común donde poder llegar a acuerdos que beneficien a toda la plantilla y hagan efectivos los derechos que les confiere el ordenamiento jurídico.