Ayer fue un día especial. Como muchos ya sabéis, ayer se publicaron las notas del tercer examen de Técnico de Administración General del Ayuntamiento de Zaragoza (TAG), que como estudiamos en vuestro temario son la cima de la Escala de Administración General de las Corporaciones locales y la subescala que está por encima de mi actual plaza de Técnico Medio de Gestión, y finalmente he sacado la mejor nota en este ejercicio y una de las plazas.

Esto es siempre un motivo de alegría y satisfacción, para que lo vamos a negar. Incluso te sube un poquito el orgullo recibir todas las felicitaciones de compañeros de trabajo y las vuestras.
Los que más tiempo lleváis sabéis que esta plaza no es algo que haya perseguido activamente. Quitando una semana que le dediqué al oral -porque es un ejercicio que si no lo preparas estás frito-, he ido al examen sin preparar prácticamente nada, habiéndome ido de vacaciones por Italia un par de semanas antes del examen, con las rentas de lo que queda de cuando yo opositaba, la experiencia real adquirida en estos años, y por supuesto todo lo que sé gracias a vosotros.
Porque sí, gran parte del mérito es vuestro, de cada uno de los alumnos que con cada clase, cada pregunta, cada impugnación y con cada duda del temario que me planteáis por WhatsApp me hacéis dar un pasito más y me obligáis a estar en constante actualización y desarrollo, y eso se nota. Enseñar es la mejor manera de aprender.
Pero aunque evidentemente estoy contento del reconocimiento que supone esta nota, la verdad es que buena parte de la alegría del día de ayer fue que uno de mis compañeros de trabajo en el Departamento donde presto servicios, que sí ha trabajado duramente por esta plaza desde hace tiempo a sangre y fuego, también lo ha conseguido. Y su satisfacción es la mía también, porque veo en él la recompensa de todo su esfuerzo y sacrificio, suyo y de su familia, y pienso en todos vosotros teniendo la misma experiencia un día (Dios quiera que pronto) y eso me motiva a seguir dándolo todo en vuestra preparación.
Pero por encima de todo, hay una reflexión que tengo que hacer. Y es que se puede. Y se puede limpiamente, sin colegueos, sin amiguismos y sin enchufes.
Estas notas sirven para enterrar definitivamente un bulo acerca de cómo funcionan los Tribunales. Porque en nuestra cultura hispánica está anclada la idea de que si no es con contactos no se puede, de que para entrar hay que estar metido en algún partido, sindicato, u organización secreta, o hay que estar ya dentro, conocer a la gente, o hay que venir de determinadas familias o academias porque tienen un trato de favor.
Eso es radicalmente falso, y estas notas lo demuestran, porque muchos de los aspirantes que creían tener contactos en la cúspide se han ido quedando fuera en las distintas fases del proceso, y en este ejercicio la mejor nota ha ido para mí, que no tengo relación con nadie del Tribunal.
Me explico.
En estos procesos nunca falta la gente que desde dentro o fuera del Ayuntamiento ven las listas de aprobados y siendo seres amargados que se rebozan en su propia frustración buscando consuelo en la idea de que el árbitro está comprado se dedican a hacer hipótesis conspiranoicas sobre los lazos que unen a los aspirantes con los miembros del Tribunal. Y por eso seguro que no tardarán en decir algunos que a mí me han puesto la nota que me han puesto porque conozco a los miembros del Tribunal y soy supercolegui de ellos. Y me dan mucha pena ese tipo de pensamientos, porque son totalmente autodestructivos para la persona que los alimenta.
Y es que la realidad es muy distinta. A la mayoría de los miembros del Tribunal de este proceso selectivo sería incapaz de ponerles cara si me los encontrara por la calle, y solo los conozco de nombre porque ocupan cargos importantes en el Ayuntamiento y al final te van sonando los nombres de tanto verlos en documentos y propuestas, pero nada más. Ni les había visto en persona antes de estos exámenes, ni hemos tenido contacto entre los muros del Seminario porque nuestros caminos nunca se han cruzado para expedientes o reuniones de trabajo. Teoría de la conspiración desmontada.
Todo ello con la única matización del Presidente del Tribunal, que siendo el Jefe de la Oficina de RRHH evidentemente sí le conozco de otros procesos, pero no me he tomado nunca un café con él ni me he reunido a solas con él en ningún momento. Esto no va de amiguismos o de colegueos. Desconozco completamente la opinión que pueda él tener sobre mí, si es que tiene alguna, pero tengo claro que aunque la tuviera habría sido totalmente irrelevante para este proceso, porque los Tribunales se guían por la objetividad y la imparcialidad, y lo único que guía la actuación de los miembros del Tribunal son los principios de igualdad, mérito y capacidad.
Alguna manzana podrida habrá habido en algún Tribunal, no digo que no, pero la inmensa mayoría de los miembros de Tribunales son gente honrada que busca ejercer su función con objetividad e imparcialidad, y que no se van a jugar su propia plaza y su reputación por hacerle un favor a nadie, y menos en un proceso en el que saben que cientos o miles de opositores están mirando cada movimiento con lupa, en un proceso que cualquier interesado puede ver todo el expediente en cualquier momento, y en un proceso en que las consecuencias penales de la más mínima tontería son muy graves.
¿Os acordáis del “escándalo” de los puntitos de hace un año? Políticos, sindicatos, opositores y hasta alguna academia se tiraron a la yugular pidiendo sangre en RRHH porque supuestamente habían marcado preguntas en los exámenes siguiendo una conspiración para favorecer a alguien… hasta que la Fiscalía dijo que ahí no había delito alguno y se acabó el tema. Se pueden cometer errores, se puede ser muy estricto en la calificación, se pueden poner preguntas chungas o poner el listón muy arriba… pero de ahí a cuestionar la honorabilidad de los Tribunales va un abismo. Nosotros ya hicimos un informe demostrando cómo la “teoría de los puntitos” no tenía base alguna, e incluso lo publicamos aquí en su momento y siempre hemos defendido en público y en privado la decencia e imparcialidad de los procesos selectivos.
Y es que por lo general la gente que cuestiona de manera sistemática la imparcialidad se encuentra normalmente dentro de uno de estos dos grupos: o son gente que simplemente ejerce su derecho a la pataleta -muy legítimo por otra parte- y encuentra consuelo en la idea de que las reglas no eran justas antes de reunir fuerzas para un siguiente proceso (en algunos casos, tristemente, en vez de reunir fuerzas para siguientes procesos); o son gente que busca vender humo para dar la imagen de que ellos tienen ese tipo de influencia en los miembros de los Tribunales y por eso tienes que comprar su moto.
Y es que hay algunos preparadores y centros de formación que para captar nuevos alumnos dicen semiabiertamente que tienen contactos cercanos con los sindicatos y/o que por su posición cercana al calorcito que irradia de los políticos o los altos funcionarios municipales tienen algún tipo de trato de favor. O que juegan al pádel todos los domingos con la gente de Recursos Humanos y eso les compra sus favores. O que tienen el despacho pared con pared con la gente que maneja los hilos, y eso claro genera una camaradería que les hace casi familia y les da una serie de privilegios.
A veces lo dicen de una manera expresa, a veces lo plantean con un rollito enigmático pasivo-agresivo con el que pretenden seducir al incauto opositor, pero la idea que buscan transmitir es que ellos disfrutan de información privilegiada, trato de favor en cuanto a las alegaciones del examen o directamente filtraciones u “orientaciones” de contenidos, un trato más favorable en los exámenes más discrecionales como el oral o los prácticos de desarrollo en las oposiciones de A1 y A2, etc.
Bien, todo eso es mentira.
Es un bulo que algunos sueltan simplemente porque como no pueden competir en otros aspectos basan su marketing en hacerte creer que por unas cosas o por otras tienen al Tribunal en el bolsillo, lo cual es un insulto a la inteligencia del opositor -que en el fondo sabe que se la están colando- y también es un insulto a la honradez de los miembros de los Tribunales a los que básicamente se está llamando prostitutas que se pueden comprar a cambio de favores o intereses personales. Y no. Nosotros nunca hacemos ese tipo de insinuaciones.
Pero como en este país nos encantan las teorías de la conspiración, el salseo, el sentir que sabes información que otros no saben, y ese factor de cultura hispánica que nos hace pensar que todo en el mundo funciona así, al final siempre hay gente que pica. Pero eso es humo.
Los Tribunales no hacen tratos de favor a unos o a otros en función de sus contactos, su centro de formación, el que hayan cruzado sus caminos en algún expediente, o que alguien venga recomendado por alguien “de arriba”. Los miembros de los Tribunales no se van a jugar su decencia, su orgullo profesional, su reputación y su plaza por hacerle un favor a absolutamente nadie, ni siquiera a gente con quien fuera del Ayuntamiento sí tienen una relación personal. Y la gente de la Oficina de Recursos Humanos está sometida a una presión indecible precisamente porque todo el mundo intenta obtener algo de ellos, y por eso se aíslan dentro de un castillo de secretismo rodeado de un foso de misterio; pero yo tengo la máxima confianza en la limpieza y transparencia de los procesos.
Las notas más “discrecionales” (exámenes orales y casos prácticos en las oposiciones de A1/A2) se ponen siempre en audiencia pública, y quien quiera puede entrar para ver que lo que el aspirante hace, y con eso contrastar si la nota le parece razonable. Yo lo he hecho en ocasiones, y también en este proceso, y aunque siempre hay un margen de valoración más subjetivo y la línea entre un 4 y un 6 es dificil de determinar, desde luego no hay escándalos ni cosas desproporcionadas en un sentido ni en otro. Aquí a nadie se le ha regalado nada.
Y por cierto, ésta misma sería mi opinión si el resultado hubiera sido otro. No siempre se gana. En 2018 aprobé los tres exámenes de TAG pero no saqué plaza de TAG (saqué de TMG un par de semanas después), pero en ningún momento se me ha pasado por la cabeza que hubiera ningún tipo de trato de favor, sino que simplemente tenía que seguir esforzándome y trabajando para poder desarrollarme más y hacerlo mejor en el futuro. La manera sana de afrontar una derrota es hacer de tripas corazón, del dolor fuerzas, y de la rabia por el fracaso la gasolina para la autosuperación. No asumir que el árbitro estaba comprado y el partido regalado. Ni tampoco escuchar los cantos de sirena de quien te promete que puede comprar al árbitro, porque no es así, y quien insinúe lo contrario os la está jugando.
Aquí no buscamos tener relación con la gente de RRHH o de altos cargos municipales a base de colegueos, pseudosobornos, o favores como si eso nos fuera a comprar privilegio alguno. Primero porque no iba a tener resultado, y segundo porque me parecería un insulto hacia ellos incluso el intentarlo. Aquí lo que buscamos es ayudaros a ser los más y mejor preparados, porque al final es eso lo que el Tribunal valora, lo que os da la nota en los exámenes, y lo único que marca la diferencia, con total independencia de otro tipo de factores.
Esa es la manera de entrar a la función pública: el mérito y la capacidad desarrollados con esfuerzo y sacrificio a lo largo del tiempo. No hay otra. Y se puede, ¡claro que se puede!